De matadero a zona de artistas: Meatpacking De matadero a zona de artistas: Meatpacking Pincha para ver más grande

Cuando me lo contaron no me lo podía creer. "Sí", me decía mi amigo James, "si te fijas bien, hay muchas tiendas y restaurantes en los que todavía puedes ver manchas de sangre en el suelo que recuerdan lo que fue Meatpacking en los años 80: un barrio tomado por más de 250 mataderos. Aquí llegaban los animales para ser degollados y más tarde distribuidos a los restaurantes y carnicerías de NYC". Y así fue como esta zona pasó a la historia: distrito de 'Empaquetado de carne´, o en inglés, que suena mejor Meatpacking District.

La primera vez que visité este barrio de Nueva York reconozco que me costó creer todo lo que me habían contado, como dicen aquí, No way!. Este suburbio situado en Greenwich Village fue considerado en los años 80 uno de los más peligrosos de Manhattan. Nadie en su sano juicio se atrevía a pasear por estas calles llenas de prostitución y tráfico de drogas, era un nido de vandalismo y mala vida.

Era necesario un cambio, renovarse o morir, y los artistas neoyorquinos optaron por lo primero. La recuperación del barrio comenzó en los años 90 cuando varios diseñadores del mundo de la moda y creativos descubrieron su potencial. Por donde antes desfilaban animales a punto de convertirse en suculentos filetes listos para comer, ahora transitan artistas, diseñadores y personajes de alta alcurnia. Hoy Meatpacking tiene otro color y es dominado por pequeñas y exclusivas boutiques, hoteles, lujosos restaurantes y bares sofisticados.

Cuando uno llega al barrio 'de la carne´ sencillamente no sabe por dónde empezar. Todo aquí es digno de arrancar la visita. Así que, si tienes la suerte de visitarlo con alguien, algún amigo/a local, empiezas por la mejor parte: el High Line.

Unas antiguas y destrozadas vías de tren abandonadas en 1980 que en vez de ser destruidas (que era el plan) acabaron convirtiéndose en un parque al aire libre gracias a la iniciativa de sus vecinos.

Esta pasarela ajardinada es relativamente nueva, se abrió al público en Septiembre de 2014. Tienes a tus pies más de 2 kilómetros de vías de tren peatonales a 9 metros sobre el suelo. Es interesante entrar por un lado (Gansevoort Street) y salir por el otro (34 th Street), así te aseguras de no perderte ninguno de sus maravillosos miradores con imágenes única de las gran manzana. Cualquier hora es buena para recorrerlas, pero sin duda la mejor es cuando llega el atardecer. Ver la puesta de sol con su reflejo en el río Hudson mientras paseas tranquilamente por este parque no tiene precio. Ojo, hay algunos tramos para pasear que todavía mantienen las antiguas vías, y es fácil que se te quede el pie enganchado, ni que decir tiene el tacón. Definitivamente, otra perspectiva de la ciudad, y gratis, algo inusual en la gran manzana.

Muy cerquita de esta atracción urbana está la nueva sede del Whitney Museum of America Art, para deleite y disfrute de nuestro lado más artístico. La colección ofrece más de 3.000 obras de artistas locales del siglo XX que ponen a prueba la imaginación del más creativo. Desde la recreación de una pata de jamón, que muchos españoles como yo miran con nostalgia nada más entrar en la sala; hasta una telaraña hecha a base de pajitas de plástico con un cabezal en la punta. Arte curioso y excéntrico pero que merece la pena ver, igual que el edificio en sí.

A estas alturas ya te habrás dado cuenta de que en este país lo de reinventarse no sólo está de moda entre sus habitantes, también entre sus espacios. Un ejemplo que nos queda cerca es el Chelsea Market, una antigua fábrica de galletas que vio nacer a las mundialmente conocidas galletas Oreo. El lugar, como no, mantiene el encanto de aquella época y se mezcla con la vida moderna de este tiempo. En la planta de arriba empresas de la talla de Google han asentado sus oficinas, o el canal local de TV de NY. La planta calle está dominada por lo que aquí llaman un food market, un mercado de comida con una amplia variedad de sabores y cultura gastronómica.

Te creo cuando me dices que después de un día tan intenso necesitas un descanso, bien, aguanta un poco más que estoy a punto de cerrar este artículo presentándote el lugar con las vistas más espectaculares de esta zona de NYC: Le Bain, la cafetería ubicada en la azotea del hotel The Standard. Y ahora sí, ha llegado el momento de desplomarte en una cómoda silla, pedir lo que más te apetezca y dejarte llevar por el encanto nocturno de la ciudad que nunca descansa, New York City.

Por Mamen Sala, The Insider de Españoles en Nueva York

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